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Describe al Universo en dos letras...FE

Pensamientos Ocultos.

Pensamientos Ocultos. Era ya muy tarde y aún no lo podía creer, muchas personas estaban bajo una
dictadura por mi culpa, su libertad se encontraba reprimida, su felicidad en el olvido y sus sueños habían desaparecido.
Mis principios me hablaban al oído, reprochándome todo lo que hice mal; sin embargo me hacía el sordo e ignoraba aquellos pensamientos que un día me dieron fuerzas para liberar a mi pueblo, a mi gente.
Recuerdo cuando el entonces gobernante de San Ignacio de Loyola, Armando Camacho (un verdadero villano), había decidido subir los impuestos sólo porque quería ser más rico y poderoso; pero, en ese tiempo mi edad no me prohibía representar a todos los que se encontraban en la misma situación que yo, al contrario, mi pensamiento era tan liberal que buscaba la igualdad entre todos: humanos y animales. Por lo tanto, utilicé el único don que Dios me otorgó para convencer a cada habitante de mi pueblo natal y promover la gran hazaña, derrocar a Armando Camacho; el trabajo fue duro, pero, como dice el famoso refrán: “La unión hace la fuerza”.
Como olvidar los rostros de mis seguidores, eran caras que manifestaban un desahogo, estaban llenos de felicidad; verlos me provocó más satisfacción que el mismo hecho de haber derrocado del poder a un tirano.
El tiempo se convirtió en uno de mis aliados, porque entre más rápido pasaba, mi fama se incrementaba y mi experiencia se fortalecía, convirtiéndome en la persona que cualquier niño desearía ser.
Sin embargo, el tiempo me traicionó y se convirtió en mi peor enemigo, uno de mis seguidores, cuyo nombre no quiero mencionar, empezó a ganar popularidad entre mi gente y yo sabía que tarde o temprano él me derrocaría, de igual manera como derroqué a Camacho.
Pero mi “colmillo retorcido” me aventajaba frente a un joven de 20 años, que se había creído el “Rey de los valores” y había empuñado el estandarte que aún me pertenecía.
Llegar hasta donde estaba, no fue fácil, me jugué la vida para alcanzar el poder y convencer a un pueblo entero de escucharme y creerme.
No podía esperar más, el tiempo me traicionó y yo debía traicionar a mi pueblo, así que, decidí darle la espalda a todos mis principios liberales y tomé principios ajenos a mi persona, como, la corrupción, el egoísmo y muchos más.
En una reunión con mi pueblo, a la cual asistió mi joven “contrincante”, contraté a alguien que lo matará y lo pusiera en su lugar; la única persona que aceptó mi oferta fue el vaquero más temerario, Valente Guzmán, quien por una cantidad de dinero me hizo el favor de borrar de la lista a mi estimado “retador”.
Como lo habíamos planeado Valente sería juzgado, pero yo lo ayudaría a salir como inocente de tal problema. Valente sólo estuvo un día en la cárcel y yo aseguré mi permanencia en el poder por unos años más, hasta que mi cuerpo mi lo permitiera.
Sin embargo, ahora me encuentro enfermo y sufriendo en silencio, porque ningún habitante de mi pueblo tiene ideas liberales, debido al desafortunado hecho que pasó con la última persona que intentó seguir mis pasos. Estoy plenamente arrepentido, pero sé que tendrán que pasar muchos años para que mi nombre sea olvidado y que algún día los valores que me formaron, contribuirán también a forjar los pensamientos de nuevas generaciones.

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